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.—Bien —le digo, y despliego el papel azul.Lo extiendo sobre su espalda curvada e inclinada hacia delante y firmo en la parte inferior, en el espacio en blanco reservado al avalador.A través de su vestido se nota la parte de atrás del sujetador, un elástico con cinco o seis ganchitos metálicos.Se notan también las costillas bajo una gruesa capa de músculos.Ahora mismo en la sala 234, al otro lado del pasillo, está la novia del primo de tu mejor amigo, esa chica que casi se murió follando con la palanca de cambios de un Ford Pinto después de tomar cantárida.Se llama Mandy.Hay un tío que se coló en un hospital con una bata blanca y se puso a hacer exámenes pélvicos.Hay un tío que siempre se queda tumbado en habitaciones de motel, desnudo encima de las colchas con su erección matinal, y finge dormir hasta que entra la camarera.Todos esos amigos de amigos de amigos de amigos sobre los que uno oye rumores… están todos aquí.El tipo mutilado por la ordeñadora automática se llama Howard.La chica a la que encontraron colgada de la barra de la cortina de la bañera medio muerta de asfixia autoerótica se llama Paula y es adicta al sexo.Hola, Paula.Dame sobones de metro.Dame exhibicionistas con gabardina.El tipo que instala cámaras dentro de la tapa de un retrete de mujeres.El tipo que frota su semen en la solapa de los sobres de los cajeros automáticos.Todos los mirones.Las ninfómanas.Los viejos verdes.Los que acechan en los vestuarios.Los que meten mano.Todos esos cocos sexuales, hombres y mujeres, acerca de los que tu madre te previno.Todas esas historias de miedo para que fueras con cuidado.Estamos todos aquí.Vivitos y renqueando.Este es el mundo de la terapia de doce pasos contra la adicción sexual.De la conducta sexual compulsiva.Todas las noches de la semana se reúnen en el cuarto de atrás de alguna iglesia.En la sala de conferencias de algún centro cívico.Todas las noches en todas las ciudades.Incluso hay reuniones virtuales en Internet.A mi mejor amigo, Denny, lo conocí en una reunión de adictos al sexo.Denny había llegado a un punto en que tenía que masturbarse quince veces al día solamente para quedarse tranquilo.Apenas podía cerrar el puño y estaba preocupado por lo que podía provocarle a largo plazo tanto lubricante a base de petróleo.Había pensado en pasarse a alguna loción, pero cualquier cosa que ablandara la piel le parecía contraproducente.Denny y todos esos hombres y mujeres que te parecen tan horribles y grotescos y patéticos, aquí es donde se sueltan el pelo.Aquí es donde vienen a sincerarse.Aquí hay prostitutas y delincuentes sexuales con un permiso para salir tres horas de sus celdas de seguridad, codo a codo con mujeres enganchadas al sexo en grupo y hombres que la chupan en librerías para adultos.Aquí la puta se reúne con el putero.El agresor sexual con el agredido.Nico me acerca su culo grande y blanco a la punta del rabo y se deja caer.Sube y baja.Montando mi cuerpo con todas sus fuerzas.Elevándose y bajando de golpe.Mientras golpea mis caderas, los músculos de sus brazos se hinchan.Los muslos se me ponen blancos y se entumecen bajo sus manos.—Ahora que nos conocemos —le digo—, ¿dirías que te gusto, Nico?Ella gira la cabeza para mirarme por encima del hombro.—Cuando seas médico podrás extender recetas de cualquier cosa, ¿no?Eso será si vuelvo a la facultad.Nunca infravalores el poder de una licenciatura en medicina para conseguirte sexo.Levanto las manos y coloco las palmas abiertas sobre la parte interior, lisa y suave, de cada uno de sus muslos.Para ayudarla a subir y bajar, supongo, y ella entrelaza sus dedos suaves y fríos con los míos.Con mi rabo enfundado en su interior y sin girarse, me dice:—Mis amigas me apuestan dinero a que estás casado.Yo le agarro el culo blanco y liso con las manos.—¿Cuánto? —le digo.Le digo a Nico que a lo mejor sus amigas tienen razón.La verdad es que todos los niños criados por una madre soltera en gran medida ya nacen casados.No lo sé, pero hasta que se muere tu madre parece que el resto de las mujeres de tu vida solo pueden ser tus amantes.En la historia edípica moderna, es la madre la que mata al padre y se lleva al hijo.Y uno no se puede divorciar de su madre.Ni matarla.Y Nico dice:—¿Qué quieres decir con «el resto de las mujeres de tu vida»? Carajo, ¿de cuántas estamos hablando? —me dice ella—.Me alegro de que usemos condón.Para una lista completa de parejas sexuales, tendría que repasar el cuarto paso de mi terapia.El cuaderno con mi inventario moral.La historia completa y sin concesiones de mi adicción.Eso si alguna vez me vuelvo a poner y termino el maldito cuarto paso.Para toda la gente de la sala 234, elaborar sus doce pasos en las reuniones de adictos al sexo es una herramienta muy valiosa e importante para entender y recuperarse de… bueno, ya te haces una idea.Para mí es un estupendo seminario de metodología.Pistas.Técnicas.Estrategias para conseguir sexo con las que nunca había soñado.Cuando cuentan sus historias, estos adictos y adictas son puñeteramente geniales.Además están las reclusas que salen para sus tres horas de terapia oral contra la adicción sexual.Nico entre ellas.Los miércoles por la noche quieren decir Nico.Los viernes por la noche quieren decir Tanya.Los domingos quieren decir Leeza.Leeza tiene el sudor amarillo por culpa de la nicotina.Casi puedes rodearle la cintura con las manos porque tiene abdominales duros como la roca de tanto toser.Tanya siempre consigue colar algún tipo de juguete sexual de goma, normalmente un consolador o una sarta de bolas de látex.El equivalente sexual del premio que viene con una caja de cereales.La vieja norma acerca de que algo bello es un placer para siempre: según mi experiencia, incluso la cosa más bella del mundo solo es un placer durante tres horas como mucho.Después querrá contarte con todo detalle sus traumas de infancia.Parte del placer de estar con estas presidiarías es que resulta maravilloso mirar el reloj y saber que en media hora van a estar entre rejas.Es una historia a lo Cenicienta, pero a medianoche ella se convierte en fugitiva.No es que no quiera a esas mujeres.Las quiero del mismo modo que uno quiere al póster central de una revista, a un vídeo guarro o a una página web para adultos, y está claro que para un adicto al sexo eso puede representar toneladas de amor.Y tampoco es que Nico me quiera mucho a mí.No se trata tanto de romance como de oportunidad.Si uno pone a veinte adictos al sexo alrededor de una mesa, noche tras noche, no tiene de qué sorprenderse
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