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.O como cuando el vagón del metro se detiene en eltúnel entre dos estacionesY la conversación se eleva y luego poco a pocose desvanece en silencioY uno ve ahondarse el vacío mental detrás de cada rostroY queda sólo el terror creciente de no tener ya nada en qué pensar.O como cuando bajo anestesia la mente tieneconciencia pero conciencia de nadaDije a mi alma: Quédate inmóvil y esperasin esperanzaPorque la esperanza sería esperanza en lo que nodebe esperarse;Aguarda sin amorPorque el amor sería amor de lo que no se debe amar.Sin embargo queda la fe;Pero la fe, el amor y la esperanza se encuentranen la espera.Espera sin el pensamiento ya que no estás preparadapara él.Así las tinieblas serán la luz y la inmovilidad serála danza.Susurro de corrientes y relámpagos invernales.El invisible tomillo silvestre y la fresa silvestre,La risa en el jardín, eco del éxtasisNo pedido sino exigente que marca la agoníaDe muerte y nacimiento.Dices que repitoAlgo que he dicho.Lo diré nuevamente.¿Lo diré nuevamente? Para llegar ahí,Para llegar adonde estás,Para salir desde donde no estás,Debes ir por un camino en donde no hay éxtasis,Para llegar a lo que no sabesDebes ir por un camino que es el de la ignorancia.Para poseer lo que no poseesDebes ir por el camino de la desposesión.Para llegar a lo que no eresDebes ir por el camino en que no eres.Y lo único que sabes es lo que no sabes.Y lo único que posees es lo que no poseesY en donde estás es en donde no estás.IVEl cirujano herido hunde el aceroE interroga la parte destemplada.Late bajo su mano ensangrentadaLa aguda compasión del curanderoQue interroga la fiebre en su tablero.Nuestra única salud es la enfermedad,Si acato a la enfermera agonizanteQue no intenta agradar: es su constanteAfán el recordar: la humanidadEmpeora y desde allí sigue adelante.Nuestro hospital está en la tierra entera.Lo legó el arruinado millonario.En él, si bien nos va, tan sólo esperaLa muerte, ese cuidado extraordinarioQue protege y estorba dondequiera.Sube el frío del pie hasta la rodilla.Canta la fiebre en su mental alambre.Para tener calor me enfrío a la orillaDel purgatorio.El fuego es hielo y hambre;rosas la llama; el humo, zarza, astilla.Sólo bebemos sangre, y mientras tantoCarne sangrienta es la única comida.A pesar de ello hacemos nuestra vidaDe suponernos carne sin espantoY a este viernes llamamos Viernes Santo.VY bien, estoy aquí, en medio del caminoY he pasado veinte años —veinte años en gran parte perdidos,Los años de entreguerra*—Tratando de aprender a usar las palabrasy cada intento es un comienzo enteramente nuevoY es un tipo distinto de fracaso.Porque uno sólo ha aprendido a dominarlas palabraspara decir lo que ya no tiene que decirO de ese modo en que no está dispuesto ya adecirlo.Por eso cada intentoEs un nuevo comienzo, una incursión en loinarticuladoCon un mísero equipo cada vez más roídoEn el desorden general de la inexactituddel sentimiento,Escuadras de la emoción sin disciplina.Y lo que debe ser conquistadoMediante fuerza y sumisión, ya ha sido descubierto Una, dos, varias veces por hombres que uno no tieneesperanza de emular—Pero no hay competencia:Sólo existe la lucha por recobrar lo perdidoY encontrado y perdido una vez y otra vez*En el original: the years of l'entre deux guerres.Y ahora en condiciones que parecen adversas.Pero quizá no hay ganancia ni pérdida:Para nosotros sólo existe el intento.Lo demás no es asunto nuestro.La casa es el lugar del que partimos.A medida que envejecemosEl mundo se nos vuelve más extraño, más complejaLa ordenación de muertos y vivos.No el intenso momentoAislado sin antes ni después,Sino la vida entera que arde a cada momentoY no la vida entera de un solo hombreSino de viejas piedras indescifrables.Hay un tiempo para el anochecer bajo la luzde las estrellas,Un tiempo para el anochecer a la luz de la lámpara (El anochecer con el álbum de fotos).El amor se acerca más a sí mismoCuando dejan de importar el aquí y el ahora.Los viejos deben ser exploradoresAquí o allá, no importa dóndeDebemos estar inmóviles y sin embargo movernosHacia otra intensidadEn busca de una mayor unión, una comuniónmás profundaA través del frío oscuro y la vacía desolación,El grito de la ola, el grito del viento, las grandesaguasDel petrel y de la marsopa.En mi fin está mi principio.The Dry SalvagesThe Dry Salvages —acaso originalmente les troissauvages — es un pequeño conjunto de rocas en lasque se levanta un faro.Se encuentran en la costanoreste de Cape Ann, Massachusetts.Salvages sepronuncia de modo que rime con assuages.Groaner es una boya silbante.)INo sé mucho de dioses, mas supongo que el ríoEs un dios pardo y fuerte —hosco, indómito,intratable,Paciente hasta cierto punto, al principio reconocidocomo frontera;Útil, poco de fiar, como transportador del comercio,Luego sólo un problema para los constructoresde puentes.Ya resuelto el problema queda casi olvidado el grandios pardoPor quienes viven en ciudades—sin embargo,es implacable siempre,Fiel a sus estaciones y sus cólerasDestructor que recuerdaCuanto prefieren olvidar los humanos.No es objeto de honrasNi actos propiciatorios por parte de los veneradoresde las máquinas;Está siempre esperando, acechando, esperando.En la cuna del niño su ritmo estuvo presente,En el frondoso ailanto del jardín en abril,El olor de las uvas en la mesa otoñalY el círculo nocturno ante la luz de gas del inviernoEl río está dentro de nosotros, el mar en tornonuestro;El mar es también el borde de la tierra,El granito en que se adentran las olas,Las playas donde arrojaSugerencias de una creación anterior y distinta:La estrella de mar, el límulo, el espinazode la ballena;Las pozas donde ofrece a nuestra curiosidadLa anémona de mar y las algas más delicadas.Arroja nuestras pérdidas: la jábega rota, la nasa delangostas maltrecha, el remo quebradoY los arreos de extranjeros muertos.El mar tiene muchas voces,Muchos dioses y muchas voces.La sal está en la rosa silvestre,La niebla en los abetos.El aullido del marY su bramido son voces diferentesQue a menudo se escuchan juntas: el gemiren los aparejos,La amenaza y caricia de la ola que estallamar adentro,La rompiente lejana contra la dentadura de granitoY el lamento que avisa del promontorioque se acercaTodas son voces del mar, y la boya silbanteAl girar hacia tierra, y la gaviota
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